Frente a las cámaras, los políticos de la región —no excluyo a ninguno— se llenan la boca hablando de la niñez como la llave, la esperanza, del futuro. Están, según ellos, volcados a cumplir sus sueños “porque a ellos pertenece el futuro”, etcétera.
Pero la realidad es otra. Los sueños y alegría de 100 mil niñas, niños y adolescentes, en los últimos tres años, se vieron truncados mientras cruzaban la frontera en México para llegar a Estados Unidos; exponiéndose a la violencia, los peligros del camino, la trata de personas, la venta de órganos o la explotación sexual, provocando una verdadera crisis humanitaria, la cual la región es responsable de enfrentarla. Continuar leyendo