El Papa Francisco ordenó a 10 sacerdotes de la diócesis de Roma el pasado 22 de abril. Fiel a su costumbre, a la que nos vamos, gozosamente, acostumbrando, pronunció la «Homilía Ritual» del Pontifical Romano para la ordenación de sacerdotes, pero la aderezó con unos comentarios que mezclan la ternura, el buen humor, la perspicacia y el salero propio del cada día más agigantado (en su sencillez) padre Jorge Mario Bergoglio. Continuar leyendo