El Papa Benedicto XVI dio la semana pasada, la pista para llevar a cabo la tarea más urgente que tenemos usted y yo: «¿Cómo hablar de Dios en nuestro tiempo?» Lo primero que descartó es que lo podamos hacer desde nuestra (miserable) condición. Por más buen «comunicador» que se sea; por más diplomas que uno haya acumulado; libros que haya leído o jerarquía que tenga en el mundo, si no hablamos desde Jesús de Nazaret, balbuceamos. Continuar leyendo