Publicamos en este número especial de El Observador una carta importantísima que envía el señor obispo de Querétaro a los párrocos de su diócesis para que, en la medida de sus posibilidades, mantengan abiertas las puertas del templo la mayor parte del día y permitan que los fieles puedan ingresar al espacio sagrado a la hora en que tengan necesidad de consuelo, de comunicación, de estar en presencia del Señor. Continuar leyendo