En muchas partes de México se tiene a los poderosos narcotraficantes como una suerte de súper héroes que desprecian la muerte, que burlan al gobierno, traen camionetas último modelo, se baten a tiros con sus contrincantes, a veces los descuartizan o los disuelven en aceite hirviendo, y sostienen poblaciones completas, como el rancho Las Tunas, donde “El Chapo”, Joaquín Guzmán Loera, es el modelo de self-made man a seguir. Continuar leyendo