Personajes de dentro y de fuera de la Iglesia católica se han “sorprendido” por la capacidad comunicativa del Papa Francisco. No se trata de una improvisación: ha trabajado un modo comunicativo anclado a lo mejor de la tradición cristiana: primero el gesto, después el signo y, al último, la palabra.
Vamos a poner un ejemplo. El tema de las regaderas en la columnata de Bernini, que abraza la Basílica de San Pedro. El anuncio no fue hecho por el Papa sino por su limosnero. Desde luego, la iniciativa (el gesto) es de Francisco Continuar leyendo