Cuando mi mujer y yo vimos un documental de “Las Patronas”, apenas si las conocíamos. Su nombre llamativo nos remitía a un conjunto de mujeres bragadas, capaces de mandar y de ordenar. Nada más. El documental, junto con la participación de Norma Romero, al serle concedida al grupo la presea de Derechos Humanos por el presidente Peña Nieto, nos dejó, literalmente, boquiabiertos. Al unísono exclamamos: “éste es el verdadero rostro de México”. Continuar leyendo