Pocos años antes de morir, el filósofo inglés Karl R. Popper escribió un texto furioso en contra la incapacidad del Estado, de la sociedad y de los padres de familia por controlar el influjo de la televisión en las nuevas generaciones. Popper —a quien nadie podría acusar de “conservador”— veía la pequeña pantalla (y eso que no había celulares ni Internet) como una amenaza directa a la democracia, a la ciudadanía y a la paz. Implícitamente, una amenaza a la familia.
El artículo de Popper, incluido en La televisión es mala maestra, lleva un título muy interesante: Continuar leyendo