El testimonio de Jerôme Lejeune, el «padre» de la genética moderna, no puede ser más esperanzador para todos aquellos que sentimos que, como católicos, estamos en la segunda división de la ciencia, del arte, de las humanidades. Continuar leyendo
El testimonio de Jerôme Lejeune, el «padre» de la genética moderna, no puede ser más esperanzador para todos aquellos que sentimos que, como católicos, estamos en la segunda división de la ciencia, del arte, de las humanidades. Continuar leyendo