«¡Por fin trajo el verde mayo!», comienza diciendo el poema de Miguel Hernández. El verde de los campos, el verde de la esperanza. Mayo es María. Los viejos y entrañables recuerdos de los rosarios y las flores, las visitas de la escuela a la Catedral, el uniforme de gala y el calor. «Las tardes de puro verdes, de puro azul esmeraldas / Plata pura las auroras parecen de puro blancas/ Y las mañanas son miel de puro y puro doradas…».