Está en boga el término “nueva evangelización”. Es nueva no porque cambie el Evangelio, sino porque cambia el método, la manera, la forma de comunicarlo. Nuevos ardores y antiguas esperanzas: que el Evangelio cambia el corazón de piedra y lo vuelva un corazón tendido al prójimo; un corazón amoroso.
El Papa Francisco no propone algo así como un “método canónico” para evangelizar los lenguajes de los medios de comunicación o para insertarse en el continente digital. Tampoco para fomentar la “cultura del encuentro” y hacer frente a la subcultura del descarte. Continuar leyendo