Cuando Gustavo Jara, el defensa de Chile, le metió el dedo en el ano a Cavani de Uruguay en la recientemente terminada Copa América; o cuando en Brasil 2014, Suárez (también de Uruguay) mordió al defensa italiano Chellini, ni el árbitro ni los abanderados, vamos, ni los coequiperos se dieron cuenta del asunto. Cavani protestó, Chellini mostró al silbante las huellas del mordisco en su hombro… El único que inmortalizó las escenas fue el jugador número 12. Continuar leyendo