Si don Efraín González Luna —fundador e ideólogo del PAN— hubiese sido consultado por el hijo de uno de sus mejores amigos sobre si se justificaba, desde la plataforma de su partido, emprender una guerra contra los enemigos de la patria o contra el crimen organizado, hubiera respondido, tajante, que no.
Don Efraín había tenido contacto, en 1942, con el gran filósofo cristiano Jacques Maritain. Continuar leyendo