El debate sobre los alcances y los límites de la libertad de expresión tuvo que ser con sangre. El asesinato de caricaturistas y redactores de “Charlie Hebdo” abrió la caja de Pandora occidental sobre temas que van desde la tolerancia hasta el renuevo de la doctrina de “la solución final”. La mega marcha del fin de semana pasado en Europa puso el derecho fundamental de la libre expresión de las ideas en el punto más alto. Con una salvedad: lo que el semanario satírico francés difunde no son ideas, sino caricaturas y burlas. Difunde ácido corrosivo que toca a todos y ofende a muchos en su dignidad. Continuar leyendo