En el Mundial de Futbol de Sudáfrica, la FIFA quiso prohibir las manifestaciones religiosas de los jugadores. Nadie hizo caso. Los mandamases del deporte (unos verdaderos tiburones) han querido erradicar a fuerza el tema de las imágenes religiosas, el santiguarse, el rezar, la cruz. Quedan en ridículo.
Estos Juegos Olímpicos de Río nos han mostrado que la fe de los atletas a ellos sí les importa. Un conductor de ESPN le preguntó al clavadista mexicano (medalla de plata en plataforma de 10 metros) Germán Sánchez cuál era la parte más importante de su triunfo. Sin dudarlo un segundo, Continuar leyendo