Anteriormente –en México—el peligro era ser torero o limpiador de vidrios de los rascacielos (o ciclista en la capital del país). Hoy, éste último peligro persiste, pero se le han sumado otros dos: ser sacerdote o periodista.
Al “campeonato” mundial de sacerdotes asesinados en los últimos 25 años (48, incluyendo un cardenal), ahora se acerca una nueva “marca”: el de periodistas asesinados, especialmente en los estados del norte y, ahora, en los del sureste. Continuar leyendo