Kony 2012

La jornada mundial para hacer famoso al “señor de la guerra” de Uganda, Joseph Kony, tiene su punto central el 20 de abril, cuando en todas las ciudades del mundo se desplegarán acciones para que este criminal sea detenido y puesto a disposición de la justicia tras 25 años de impunidad.

Invisible Children | Kony2012

¿Quién es Joseph Kony? Un siniestro personaje, émulo de Idi Amín, que recluta niños y los convierte en máquinas de matar, y niñas, para hacerlas esclavas sexuales. Se mueve en la jungla de Uganda. Y ha sido dado a conocer gracias a la iniciativa de Jason Russell, quien conoció a Jacob, su historia y la de su hermano, que ha sido compartida por más de treinta mil víctimas, y que decidió hacer visibles —a través de redes sociales— a los niños y niñas “invisibles” de Uganda.

La campaña para hacer famoso a Kony y motivar la acción mundial hacia su detención y juicio, se ha basado, fundamentalmente, en las redes sociales. Tiene un alto componente de valor juvenil e intenta sembrar en los jóvenes la siguiente idea: los barones del poder y del dinero —que están en el pico de la pirámide social— son los que manejan las historias que nos cuentan los medios de comunicación. Y esas historias determinan nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestras pulsiones. Se trata de invertir la pirámide. Que sea ahora la gente de a pie la que determine las acciones a seguir de los políticos y los famosos.

Para ello se requiere una grandísima presión social. Ya Obama mandó instructores a Uganda para que orienten al ejército de ese país africano en la táctica de contrainsurgencia y ataque a Kony y al lra (Lord’s Resistence Army). Es, dicen, la primera vez en la historia de Estados Unidos que se envían tropas (desarmadas) al extranjero sin que medie la defensa militar o financiera de los estadounidenses. Pero no ha rendido frutos. Russell ha puesto límite a la campaña: el 31 de diciembre de 2012. El 20 de abril se hará famoso Kony. Ya el documental ha recibido cerca de sesenta millones de visitas en You Tube. Pero una cosa es conmoverse y otra pasar a la acción.

Y en esto es donde, probablemente, el movimiento flaquee. Porque su campaña “viral” toca el sentimiento. Y el donativo de “unos pocos dólares” al mes. Pero: ¿si se acaba la acción de Kony se acaba el horror en Uganda? ¿Y el hambre? ¿Y la ignorancia? También viene la suspicacia: ¿cuánta gente se está beneficiando del movimiento contra Kony? Lo que veo es el despertar del gigante de las redes sociales. Ojalá y sea un movimiento transversal, que integre organizaciones civiles para ayudar, de verdad, a Uganda, a África, a los dos mil millones de seres humanos que tienen hambre. Y no una “llamarada de petate”. El gigante ya despertó. Hay que usarlo —por vez primera en la historia— para que la gente buena, que es mayoría en el mundo, ayude a los pobres. Y siembre la semilla de la paz.

Publicado en Revista Siempre!