La grande enseñanza de personajes como Jean Vanier es, si se me permite, una enseñanza lingüística. Para ellos, discípulos del Señor, misioneros en sentido estricto (para ser misionero hay que ser discípulo permanente), no existen palabras determinantes. Continuar leyendo
Dignidad
Jean Vanier: cómo volverse humano
La madrugada del 7 de mayo murió en París a los 90 años uno hombre bueno: Jean Vanier, fundador del Arca y Fe y Luz. Recuerdo haberlo entrevistado muy de mañana, cuando visitó las comunidades en México. Continuar leyendo
Renunciar
El testimonio de Jerôme Lejeune, el «padre» de la genética moderna, no puede ser más esperanzador para todos aquellos que sentimos que, como católicos, estamos en la segunda división de la ciencia, del arte, de las humanidades. Continuar leyendo
Encerrados
“El miedo nos vuelve locos”, le dijo el Papa a un reportero, de camino a Panamá, refiriéndose al muro entre Estados Unidos y México. Es verdad. Hace un par de años, la Fundación para el Español Urgente (Fundéu) nombró, como Palabra del Año 2017, un término acuñado por la filósofa española Adela Cortina: “Aporofobia”: el miedo, el rechazo o la aversión al pobre (del griego “aporos”, pobre, sin recursos). Continuar leyendo
Estado de chueco
Los conflictos magisteriales por la evaluación, han dejado un reguero de pólvora en las aulas de México. Lejos de aprender a ser civilizados, los niños, especialmente en Oaxaca, Guerrero, Michoacán… están aprendiendo a resolver las cosas por el patio trasero. Y en ese patio se acumulan los trebejos más insólitos de nuestra cultura; es el muladar de la violencia. Continuar leyendo
Indolentes
En México el silencio, la impunidad y la indiferencia son parte fundamental del segundo de los crímenes más “lucrativos” del país, solamente detrás del tráfico de drogas: la trata de personas que, en su vertiente de trata de niñas y niños enfrenta quizá su perfil más aterrador.
La llamada “esclavitud del siglo XXI” toma un cariz brutal en el segundo país con mayor número de católicos del mundo. Continuar leyendo
La copa del derroche
El año pasado, durante la Copa Confederaciones, un esperpento inventado por la FIFA para ganar dinero, los brasileños salieron a la calle y gritaron al gobierno de Dilma Rousssef un clarísimo ¡ya basta! ¿Basta de qué? De la farsa que consiste en echar la casa por la ventana para que vengan los turistas, incluyendo, por supuesto, los llamados “turistas sexuales” (pederastas), dejen algo de dinero, destruyan a su antojo y se larguen, dejando al país sede con una serie de estadios e instalaciones que luego —como en Grecia— van a terminar en el abandono. Continuar leyendo