¿Qué pasaría?

He visto una campaña de televisión sobre la posibilidad de alimentar, con cien pesos al mes, un niño en África.  El lema es precioso: ¿Qué pasaría si doy todo?  Un niño, en la Iglesia, confunde un dólar con cien pesos y tres dólares con trescientos pesos.  Son todos sus ahorros: un chorro de lana.  Lo da sin el menor problema.  Era “su” capital.  Como la viuda admirada por Jesús.

Continuar leyendo