Filtraciones vaticanas

papa-francisco-alegreLos cuervos no paran. Y tampoco la enorme industria mediática que los patrocina. La nueva historia de filtraciones sobre las finanzas de la Iglesia de Roma ha acaparado titulares de todo el mundo. Tanto así que el Papa Francisco ha tenido que salir al balcón de San Pedro, en el rezo del Ángelus dominical (8 de noviembre) para decirle a la multitud: tranquilos, esto no detiene la reforma que he emprendido para que la Iglesia católica se vuelva paradigma de transparencia y pobreza.

Los tiempos de Calvi y la quiebra del Banco Ambrosiano, allá por 1982, han quedado atrás. Juan Pablo II no pudo cambiar las cosas. Imposible para uno que hizo 104 viajes internacionales y que los últimos 10 años de su pontificado los pasó en terapias y hospitales. Benedicto XVI inició las investigaciones, pero su renuncia (febrero de 2013) hizo abrigar esperanzas a los oscuros monseñores que la sucesión los cobijaría en sus triquiñuelas. La bomba Bergoglio los cogió con los dedos en la puerta. Y siguen pujando, para ver si los pueden sacar de ahí y poner pies en polvorosa.

Lo que funcionó —decían los cuervos— con Ratzinger tiene que funcionar con Francisco. Pero se encontraron la horma de un zapato que les es imposible calzar. Los zapatones negros de Bergoglio se adquieren en el mercado de gangas. No son las zapatillas rojas del príncipe. Son los zapatos de un obrero. Y contra esos no tienen defensa. Ni capacidad de ataque. Un Papa que pide a todos, hasta a Fidel Castro, que recen por él, es un Papa invencible. La humildad es invencible, decía Bernanos. Los cuervos se toparon con ella.

Dos nuevos libros han salido al mercado: Avaricia y Vía Crucis. Narran conversaciones del Papa, conjuras para pararlo, fraudes… Pero narran una reforma que el mismo Papa ha pedido y una investigación que el mismo vaticano ha llevado a cabo. En otras palabras, lejos de debilitar a Francisco (uno de los cuatro personajes más influyentes del mundo según Forbes, junto con Putin, Merkl y Obama, pero que no tiene un centavo partido por la mitad), la cuestión mediática de los Vatileaks en su segunda versión, lo eleva a alturas insospechadas.

Ésta es la novedad: que los medios quieren tumbar a Francisco —aliados de los cuervos vaticanos y sus corifeos— y lo que han hecho es, justamente, lo contrario: mostrarlo en estado de gracia. El alguacil alguacilado.

Publicado en Revista Siempre!