Ha sido una temporada de tornados particularmente violenta en Texas, Oklahoma y ahora, como una rara experiencia, en centros urbanos del norte de México que no habían sido tocados jamás por este tipo de fenómenos de la naturaleza.
La madrugada del lunes 25 de mayo un fuerte tornado azotó Ciudad Acuña, en la frontera del Estado mexicano de Coahuila con Estados Unidos, dejando por lo menos 13 personas fallecidas -10 adultos y 3 menores-, 192 personas que fueron hospitalizadas debido a los golpes y cortaduras que les causaron los objetos lanzados con fuerza por el viento; hay además una menor en calidad de desaparecida.
Bastaron seis segundos para que el fenómeno meteorológico afectara a ocho colonias de esta ciudad y provocara daños a más de mil familias. Se han contabilizado 750 viviendas con daños severos, 80 de ellas se derrumbaron. Al momento se han habilitado ocho refugio temporales.
El alcalde de Ciudad Acuña dijo que el tornado sorprendió a toda la población de Ciudad Acuña ya que nunca en su historia de 110 años había sufrido algo así y pegó en una zona urbana, altamente poblada.
La Iglesia en respuesta inmediata
El obispo de la diócesis de Piedras Negras -a la que pertenece Ciudad Acuña-, monseñor Alonso Gerardo Garza Treviño, en cuanto tuvo conocimiento del desastre ocasionado por el tornado, puso en marcha los mecanismos propios de la Iglesia católica para enfrentar este tipo de emergencias.
En un comunicado dirigido a los sacerdotes y a los fieles de la diócesis y de todo el norte de México, así como del sur de Estados Unidos, se lee la invitación “a todos a elevar nuestras plegarias al Dador de todo bien, a favor de las personas damnificadas” y la exhortación a brindar ayuda material a los damnificados.
En el mismo mensaje se da cuenta de los artículos que se requieren para paliar la emergencia: enlatados y no perecederos, como agua embotellada, atún, sardinas, frijol, arroz, pastas, lentejas, café, azúcar, sal, leche en polvo, etc. También artículos de higiene personal, como pañales, toallas femeninas, cepillos dentales, pasta de dientes, champú, jabón, papel higiénico, etc.
El obispo diocesano determinó que todos los templos católicos de la diócesis de Piedras Negras se conviertan en centros de acopio para que los fieles puedan llevar ahí los artículos que deseen donar.
Finalmente, monseñor Garza Treviño invitó a todos a “elevar nuestra oración por los hermanos que han muerto y por los que sufren hoy esta pena. Que el Señor Jesús nos conceda a todos ser sensibles ante los sufrimientos de estas comunidades”.
El próximo viernes se habrá de celebrar una misa en la que se leerá un mensaje del Papa Francisco y se elevarán oraciones por el eterno descanso de las víctimas de este inusual meteoro.
Publicado en Aleteia
