¿Superar sin suturar?

presmexicoEl pasado 4 de diciembre, en un acto realizado en Guerrero, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, pidió, quizá con la mejor intención del mundo, a los habitantes de esa sufrida entidad que “superaran” la situación de dolor e incertidumbre que pasan, sobre todo por lo de los 43 normalistas “desaparecidos”. También, que vieran con esperanza el futuro.

La identificación de los restos calcinados de Alexander Mora Venancio en un basurero de Cocula, parecería hacer que la cuestión del destino de los normalistas comenzara a ser “superable”. Es decir, se tiene la evidencia, al menos de uno, que vivo no está y que muerto sí. Que lo asesinaron los sicarios de “Guerreros Unidos” y que podría tratarse o de una “confusión” o, el pretexto más usado por la PGR, de un “ajuste de cuentas”.

La nota más importante la ha dado –a mi juicio—el arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, José Francisco Robles Ortega, quien dijo que el caso Ayotzinapa (y todos los casos de los cientos de desaparecidos que hay en el país; Javier Sicilia dijo que son 30 mil) sólo podrá “superarse” pero con justicia.

“Todo lo que es pérdida, sufrimiento, no nos puede frenar en absoluto. Tenemos que hacer el intento de superarlo, pero en este tipo de situaciones hay que superarlas haciendo justicia, y poniendo vamos a decir, los límites para que este tipo de situación no se vuelva a dar”, subrayó el cardenal Robles.

Con discursos ni se “supera” el dolor ni se ablanda la tristeza.   Más bien se ahonda el horror.   Pretender curar sin suturar, deja la herida expuesta a todo tipo de agentes patógenos que la complican hasta provocar la muerte. Paz con justicia, reclama México. Ojalá escuchen, políticos.

Publicado en El Observador de la Actualidad