El caso Lockett y la pena de muerte

penademuerteGrande ha sido la escaramuza en los medios de comunicación de Estados Unidos tras el inusitado hecho de que la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (acnudh), Navi Pillay, exigiera al gobierno de Estados Unidos imponer “una moratoria inmediata” sobre la pena de muerte, después de “la muerte agónica” de Clayton Lockett en Oklahoma hace un par de semanas.

Como sucede en esta nación, hay quienes han aplaudido el hecho de que Lockett, un hombre de color (los negros y los hispanos son los “preferidos” de la pena de muerte estadounidense, vaya uno a saber por qué) acusado de matar a tiros a una mujer de 19 años en 1999, haya muerto el pasado martes 29 de abril, 45 minutos después de que le inyectaran el primer fármaco y tras varios contratiempos que obligaron a interrumpir el proceso. Lockett, de hecho, murió de un infarto.

También hay quienes se han planteado “preguntas”, como lo hizo el propio presidente Barack Obama quien encargó al fiscal general, Eric Holder, un análisis sobre las interrogantes que plantea la pena de muerte, a raíz del caso Lockett. “Lo que ha ocurrido en Oklahoma es profundamente preocupante”, manifestó Obama. El presidente de Estados Unidos añadió que esto “solamente pone de relieve algunos de los problemas más significativos” y, finalmente, reconoció que, “como sociedad, los estadounidenses deben formularse algunas preguntas difíciles y profundas sobre estos asuntos”.

La cuestión planteada por la acnudh, de que Estados Unidos revise a fondo el sistema de inyecciones letales y que, mientras lo revisa, detenga la ejecución de reos y analice el tema de la pena de muerte, parece que no ha tocado la tecla que tiene que tocar una petición de esta naturaleza a un país que todavía se rige bajo el esquema de la Ley del Talión en lo que se refiere a la justicia. Son 32 de los 50 estados de la Unión Americana que aún contemplan la pena de muerte en su legislación, lo mismo a nivel federal y militar. Y 18 han abolido la pena de muerte, siendo los más recientes Maryland en 2013 y Connecticut en 2012.

Los medios han tomado partido, unos pocos por la abolición total de la pena de muerte, otros, la mayor parte, por una pena de muerte “efectiva”, que no se ensañe con el reo. Pero no existe todavía en el panorama inmediato un proyecto serio de abolición de esta venganza de Estado que en el mundo civilizado jamás debería existir. Sin embargo, que la onu haya pedido una moratoria a la pena de muerte y que Obama le haya encargado responder a ciertas “preguntas” a Holder, ya es un avance. La agonía brutal de Lockett podría haber tenido algún sentido.

Publicado en Revista Siempre!