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Volver a región: Viene el 24

Esta semana se tiene previsto, claro, si hay quórum, la votación de la legislatura local en torno a la reforma al Artículo 24 constitucional, avalada por el Senado el pasado 27 de marzo.  Como toda reforma constitucional, tiene que lograr la mitad más uno de aprobación de las legislaturas estatales para pasar a formar parte del cuerpo de la Constitución.

Morelos, Zacatecas, Michoacán, Baja California y Oaxaca, entre otros, la han rechazado.  La mayoría de los diputados locales –siguiendo la postura de, por ejemplo, la ex senadora priista María de los Ángeles Moreno— la reprueban porque “abre paso a la jerarquía católica para reconquistar privilegios y posibilidades de influir decisivamente en la vida política y social del país”.  Diputados locales como el oaxaqueño Flavio Sosa, aducen que la reforma vulnera el Estado laico y echa para atrás una de las conquistas de la Revolución, como lo fue ¡la libertad de credo!

La reforma –cuyo texto no es el más brillante—dice que los mexicanos somos libres de tener convicciones éticas, de conciencia y de religión.  Esto último es lo que ha encendido las iras de grupos opuestos a la Iglesia católica (y lo que vio ésta como positivo): por vez primera, desde que fuera promulgada la Constitución en Querétaro el 5 de febrero de 1917, se reconoce el derecho a la libertad religiosa.

Yo reflexiono y pienso: ¿por qué se oponen estos personajes a que nuestra Constitución avale uno de los derechos humanos fundamentales como lo es el de elegir religión y practicarla en público y en privado?  El Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que “toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión” y a “manifestar su religión o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

Me pregunto: ¿alguien en sus cabales puede estar en contra de uno de los 30 artículos que componen la Declaración Universal de los Derechos Humanos?  ¿Algún profeta-legislador mexicano le puede enmendar la plana a la Asamblea General de Naciones Unidas, quien difundió esta Declaración el 10 de diciembre de 1948?  ¿Qué pero le pondrían al siguiente Artículo del 18, al 19, en el que se establece que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”; o al 10, en el que se declara que “toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal”?

Seguramente ningún diputado les pondría una objeción.  Hablarían, en cambio, de un “avance” sin precedentes en la historia del hombre y de su dignidad natural (pre-política, por cierto).  ¿De los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, 29 son “buenos” y uno “malo” para México, porque “privilegia a la Iglesia católica” y “vulnera el Estado laico”?

Nadie discute hoy la separación Iglesia-Estado.  El Papa Benedicto XVI ha dicho que esta separación es “una bendición” para la propia Iglesia.  La Conferencia del Episcopado Mexicano ha declarado muchas veces que su postura no es a favor de los católicos (por cierto, 8 de cada 10 mexicanos), sino por la defensa de un derecho humano fundamental, válido para creyentes y no creyentes.  Ni así.  La sospecha prevalece.  ¿También en Querétaro?

Publicado en el periódico El Universal Querétaro

Un comentario

  1. Sr Septien parece ser que siempr elude el tema cuando se le plantea de forma directa, yo soy de formacion catolica pero me opongo por que esta reforma aplastara los derechos de las minorias que no son catolicas y al rato pasara aqui en Queretaro lo que ha pasado en guanajuato por ejemplo al excluir de los libros de biologia los organos reproductores, lo que usted no ha entendido que no es una lucha contra DIOS o contra la organizacion de la cual es usted miembro sino conta la imposicion, yo no quiero curas en las escuelas yo quiero que mi hija tenga una formacion cientifica basada en el respeto mutuo de los pueblos y de la forma de pensar de los indidivuos los conceptos de su iglesia atacan toda libertad humana y ustedes son los primeros en sentirse atacados, honestamente me da igual si hay misas templos parroquias perigrinaciones etc, yo respeto eso pero el permitir que un cura pise una escuela publica eso lastima mi derecho como padre a que mi hija no sea sujeta a una manipulacion teologica y usted elude el tema al respecto, se ve que usted conoce de leyes, espero que me sepa explicar el como esta ley no impondra la religion en las aulas

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