Jarra sin tapadera

Acaba de realizarse el primer inventario mundial de capacidad tecnológica de la humanidad que consistió en hacer un recuento de la capacidad que tenemos de guardar, procesar y difundir información en todo tipo de modalidades: computadoras, teléfonos celulares, comunicación por cable, por satélite… El resultado es asombroso: se almacenan, actualmente, 295 trillones de bytes, lo que equivale a 315 veces más información que el número de granos de arena que se estima hay en la Tierra.

Sin embargo, no podemos pavonearnos con este resultado: esos 295 trillones de bytes representan, apenas, el uno por ciento del total de la información que almacenan las moléculas de adn del cuerpo de cada uno de nosotros. La información es vencida, avasallada, por la creación o por la naturaleza, según se crea o no en Dios…

Por lo demás, el inventario demuestra el paso decidido de la era analógica a la era digital. El 94 por ciento de la información que dispone la humanidad ha sido ya digitalizada. En menos de una década ha sucedido esta transición. Y el resto, el seis por ciento de la información que todavía está en soportes analógicos, terminará de ser digitalizada en este año o en el próximo. La memoria de la humanidad es, hoy, memoria digital. Con ello se gana en potencial de acceso a información, pero se pierde, irremisiblemente, capacidad de procesar e integrar esa información disponible a toneladas métricas.

Cierto es que hemos aumentado muchísimo la comunicación bidireccional con las nuevas tecnologías, sobre todo con Internet y los celulares. La comunicación unidireccional (televisión, radio, etcétera) va perdiendo terreno. Este es un logro de la autopista digital. Se comparten 6.4 trillones de instrucciones por segundo a través de los soportes que permiten la comunicación bidireccional, instrucciones que si fueran pasadas a mano, el amanuense tardaría dos mil doscientas veces la edad del universo en terminar su tarea…

El inventario mundial de capacidad tecnológica fue publicado por la revista Science y representa el primer esfuerzo serio de ponerle puertas al campo de la información en soporte digital de que dispone el mundo. En ese informe se calculó que la capacidad de las comunicaciones crece a un ritmo cercano al 28 por ciento anual, mientras que el almacenamiento de información crece en un 23 por ciento.

¿A dónde conduce todo esto? ¿A una sociedad más informada? Ciertamente no. La información sin un recipiente adecuado se convierte en inundación, como cuando a un vaso se le sirve agua con una jarra a la que se le cayó —repentinamente— la tapadera. El vaso somos nosotros. La jarra sin tapadera es la sociedad digital. De nueva cuenta: el secreto de uso de tanto byte almacenado o trasmitido es la educación.

Publicado en revista Siempre!