Hechos en México

Los Misioneros de Guadalupe (MG) son –ellos sí—“orgullosamente mexicanos”.  Hechos aquí, hace seis décadas, por la Conferencia del Episcopado Mexicano, para llevar al mundo el calor y el color de la fe desde nuestras tierras, benditas por la presencia, protección y cariño sin igual de Santa María de Guadalupe.

Su misión es el amor.  No dan cosas, dan su vida a la gente de Hong-Kong. Corea del Sur, Japón, Brasil, Perú, Cuba, Guatemala, Kenia, Mozambique, Angola y, en fecha próxima, de China.  El Papa Benedicto XVI escribió en Caritas in veritate: “Una de las pobrezas más hondas que el hombre puede experimentar es la soledad.  Ciertamente, también las otras pobrezas, incluidas las materiales, nace del aislamiento, del no ser amados o de la dificultad de amar”.

A eso se dedican los MG: a resaltar la primacía del amor en los sitios, como Kibera, el cinturón de miseria más grande de África, en Nairobi.  O en Corea del Sur, país rico, pero muy necesitado de cercanía espiritual.  La soledad es la misma: con dinero o sin dinero.  Los MG tienen por imperativo categórico “estar ahí”, acompañando en el amor de Cristo Jesús a los que sufren, a los pobres; entendiendo que los pobres no solamente lo son por ausencia de recursos sino, sobre todo, por ausencia de amor.

Los MG –he visto su acción, he platicado con ellos, he entendido su esencia y ahora, por inspiración de María de Guadalupe, emprendemos una alianza entre El Observador  y Almas, esta maravillosa revista mensual que enseña los poderes del amor cuando el amor está fincado en el Amor del Hijo—, son uno de los mayores “activos” de la Iglesia que peregrina en México.  Son misioneros en el sentido misionero de la palabra “misionero”: aquellos hombres y mujeres decididos, que van a decirle al mundo que la Redención es para el mundo y que no hay amor más grande que el Amor de Dios por cada una de sus criaturas.  El fundamento de la caridad es hacer que se supere la soledad (del que recibe y del que da), porque –como escribía el Padre Goicoechea–, “solamente los hombres a quienes alegra un futuro grande y perfecto son capaces de crearlo”.