Uno más: El Gallito, periodista asesinado

Cuando el presidente Felipe Calderón nos invita a “hablar bien de México”, uno tiene ganas de hacerle caso. Cuando se pone a comparar —las comparaciones, dicen, son odiosas a México con Nueva Orleans o Los Ángeles, la cosa empieza a cambiar: ¿por qué no lo compara con Calcuta o con Argel?

Pero cuando uno lee notas como el asesinato de un periodista mientras se encontraba sentado, haciendo su columna del día, en la sala de redacción de su periódico digital en Nuevo Casas Grandes (Chihuahua), o escucha que el nuevo Procurador General de la República, Arturo Chávez Chávez, no conoce siquiera el número de muertos que ha dejado la batalla contra el crimen organizado, francamente dan ganas, como escribió Denise Dresser, de hacer lo contrario: de empezar a hablar pestes de un país al que la corrupción y la impunidad —¡vaya coctel molotov!— se los están cepillando.

La nota de Luis Carlos Cano para El Universal fue escueta (como corresponde a un periodista de provincia en un medio de la capital):  “Al menos cinco hombres armados con pistolas y rifles de asalto ingresaron la noche del miércoles (23 de septiembre) a la redacción del periódico digital http://www.radiovisionca-sasgrandes.com/  para asesinar al periodista Norberto Miranda El Gallito”. A continuación se inserta la declaración de la subprocuraduría de Justicia de Chihuahua: “El grupo armado disparó contra el comunicador frente a otras personas que se encontraban en la oficina”. Nada más. Punto y aparte.

 ¿Cómo vamos a poder hablar bien de México si suceden estas atrocidades y les dedicamos un espacio ínfimo ya no digamos a la reflexión sino a la propia información?¿Con qué cara nos vamos a plantar ante una reunión internacional de periodistas haciendo apología de la defensa de los derechos humanos, de las garantías individuales, de la libertad de expresión y de la libertad de prensa de nuestro país si éste se ha convertido —el caso del licenciado Norberto Miranda lo atestigua—en un infierno tanto para los periodistas como para los pasajeros de un avión o del metro?

El “delito” del periodista Miranda fue hablar sobre los crímenes del narcotráfico en la zona de Nuevo Casas Grandes. Con más dedos décadas en el medio periodístico El Gallito se fue a la tumba, como otras quince mil personas (atención señor Procurador), víctima de las balas de una guerra que apenas si ha empezado; de una guerra que no vamos a ganar a punta de “cuernos de chivo”, sino a través de una virtud que hemos descatalogado de nuestro manual es de comportamiento público y privado: la decencia.

Publicado en SIEMPRE! 4 octubre 2009 No. 2938